Su institución, como la de otros ritos y ceremonias religiosos, era atribuida a Numa Pompilio.
Considerando el sacrificio bajo esta luz, puede verse la razón de que se ofreciese varias veces al año.
La festividad del 9 de enero se atribuía a Numa Pompilio y estaba consagrada al dios con dos caras Jano, y a Agonio, al que los romanos invocaban antes de empezar cualquier empresa importante.
Muchos autores modernos suponen que el Circus Agonensis, como se le llama, ocupó el lugar de la actual Piazza Navona, y que fue construida por el emperador Alejandro Severo sobre el punto donde las víctimas eran sacrificadas en la Agonalia.
Sin embargo, otros autores han aportados buenas razones para cuestionar si se trató realmente de una plaza, y han demostrado que no hay fuentes para darle el nombre de Circus Agonensis.