En primer lugar, porque a menudo se le confunde con Aelfrico, el Arzobispo de Canterbury.
Escritor perteneciente a la orden de San Benito.
Con sus escritos perseguía hacer comprensibles las obras cristianas a aquellos que no entendían el latín.
Por deseo de Ethelweard también comenzó a parafrasear partes del Antiguo Testamento, llegando a traducir los siete primeros libros de la Biblia.
Es seguro que hizo el esquema original de esta obra, después ampliada por su alumno Elfrico Bata, y representa lo que fueron sus propios días escolares.
La última referencia a “Ælfric Abbot” (abad Aelfrico), probablemente el gramático, es en un testamento que data de 1010.
Sus ideas avanzadas respecto a las mujeres, aunque no sean en modo alguno modernas, y su firme postura en torno a la 'clǽnnes,' o pureza, eran más extremos que otros contemporáneos.
Según Ifor Evans, es el «escritor más grande en prosa inglesa con anterioridad a la conquista», pues «le cabe el honor de haber sido el primer escritor en prosa inglesa consciente del estilo y del medio fino y versátil que es esa lengua, decidido además a que la expresión vernácula pudiera florecer con la dignidad que, correctamente, él asociaba con el latín, todavía en aquel tiempo lengua de toda la cristiandad».