Adoro te devote

Se concede una indulgencia parcial a los fieles que recen con devoción este himno.

Observa el Padre Rainiero Cantalamesa que existe una laude de Jacopone de Todi, compuesta en torno al año 1300, que contiene una clara alusión a la segunda estrofa del «Adoro te devote»: «Visus, tactus, gustus…» .

En ella Jacopone imagina una especie de contienda entre los distintos sentidos humanos a propósito de la Eucaristía: tres de ellos (la vista, el tacto y el gusto) dicen que es solo pan, «solo el oído» se resiste, asegurando que «bajo estas formas visibles está escondido Cristo» [1].

Si ello no basta para afirmar que el himno es de Santo Tomás de Aquino, muestra sin embargo que es más antiguo de lo que se pensaba hasta ahora y, al menos por la fecha, no es incompatible con una atribución al Doctor Angélico.

Si Jacopone puede aludir a él como a texto conocido, debía haber sido compuesto al menos una veintena de años antes y gozar ya de cierta popularidad.