La adicción a la compra se define como la deficiencia del control de impulsos que se manifiesta en el afán por efectuar continuamente compras nuevas, en su inmensa mayoría de productos innecesarios o superfluos.
Se pensaba que podía ser una manifestación, casi, específicamente femenina, de problemas depresivos o de trastornos obsesivo compulsivos; o se consideraba, desde el punto de vista psicoanalítico, que la adicción era un fenómeno similar a la cleptomanía, relacionándolo con la represión sexual para justificar su mayor incidencia en las mujeres.
Las sucesivas investigaciones que se llevaron a cabo durante el siglo pasado, confirmaron esta diferenciación de género, aunque no hubiera acuerdo sobre su magnitud.
Para explicar la mayor incidencia de la adicción al consumo entre las mujeres, se han formulado recientemente otras hipótesis.
En la medida en que la compra constituye para muchas mujeres como obligación o como distracción una de sus actividades más habituales, es fácil que se convierta en la principal válvula de escape frente a otros problemas, y acabe convirtiéndose en adicción.
[13] El estudio europeo, realizado en el año 1999”,[6] constató que, efectivamente las mujeres se sentían mucho más atraídas por actividades como ir de tiendas, ver escaparates, acompañar a otras personas a hacer sus compras, ir a grandes almacenes o utilizar la compra para afrontar situaciones de tristeza, abatimiento o depresión.
Sin embargo, la cuestión decisiva, es que en el estudio no aparecen diferencias significativas entre hombres y mujeres respecto a la impulsividad en la compra ni en cuanto al autocontrol o el desajuste en el gasto.
Underhill[14] señala que “las mujeres sienten una mayor simpatía hacia lo que nosotros conocemos como shopping, es decir, pasear por tiendas a ritmo calmado, examinando artículos, comparando productos y precios, interactuando con el personal de ventas, escogiendo cosas y finalmente haciendo la compra...”.
Dado que el hecho de que las personas compren más de lo necesario es habitual y aceptado en nuestra sociedad, los comportamientos más excesivos tardan tiempo en ser considerados como patológicos.
Esta sustancia parece estar relacionada con las deficiencias en el control de los impulsos, por lo que los medicamentos que, como la fluoxetina y la fluvoxamina, elevan su concentración cerebral serían una alternativa farmacológica para tratar la adicción a la compra.
En el tratamiento de la adicción al consumo, resulta muchas veces de gran utilidad que otras personas, generalmente amigos, familiares, o técnicos en consumo, intervengan para ayudar al adicto a controlar sus gastos y evitar los comportamientos impulsivos.