La música barroca, en especial, cuenta con un ad libitum escrito o implícito, conforme al cual la mayoría de los compositores insinúan la libertad que tienen el intérprete y el director de orquesta.[4] Para la música clásica posterior al estilo barroco y el jazz, véase cadenza.En estudios nutricionales, la frase denota el libre acceso de un animal a agua o alimento cuando dejamos que sean las necesidades biológicas de este las que regulen el consumo.Por supuesto se emplea también para referirse a decisiones políticas que se toman "a piacere", es decir, centrándose en los intereses propios en lugar de en los de los votantes.Cuando se lee "ad lib" en un guion de cine, teatro o televisión, generalmente es para indicarles a los actores que deben improvisar, por ejemplo, algunos diálogos.