[1] Desde 1936, el gobierno francés protegía a la industria cinematográfica nacional con una cuota de importación que restringía las obras extranjeras.
En los primeros cuatro años el límite era de 188 películas extranjeras por año, y durante la ocupación nazi solo podía exhibirse cine de las potencias del Eje.
[3][4] Como contrapartida se eliminaban varias cuotas de importación que protegían al mercado interior.
[1] La más importante fue la restricción del cine, reemplazada por una cuota de emisión: las salas francesas debían dedicar cuatro de cada trece semanas al cine francés, y el resto estaban abiertas a una libre competencia que en la práctica beneficiaba a la industria de Hollywood, pues era la mayor productora mundial de cine.
[5][6] En 1948 se revisaron los acuerdos para restablecer una nueva cuota de importación que limitaba las licencias extranjeras sin perjudicar a las estadounidenses.