Tras la muerte del coral, su esqueleto contribuye a la generación de nuevos arrecifes en la naturaleza, debido a que la acción del CO2 convierte muy lentamente su esqueleto en bicarbonato cálcico, sustancia ésta asimilable directamente por las colonias coralinas.
[4][5] Estos pigmentos azul y rosa, observados también en la familia Pocilloporidae, no son fluorescentes, mientras que otros pigmentos detectados color marrón oscuro o verdoso, van asociados con frecuencia a gránulos fluorescentes.
Se han detectado gránulos fluorescentes en las especies A. palifera, A. muricata, A. horrida, A. hyacinthus, A. millepora, A. humilis, A. valida y A. intermedia, habiendo constatado altas concentraciones de estos pigmentos fluorescentes en individuos expuestos a alta intensidad lumínica.
[6] La gama de colores abarca la práctica totalidad, siendo más comunes el marrón, verde, violáceo o azul.
No obstante, algunas especies mantienen el óvulo en su interior (cavidad gastrovascular) y es allí donde son fecundados.
A continuación comienza su vida sésil, secretando un esqueleto, o coralito, para, posteriormente, formar la colonia mediante la división de los pólipos por gemación.