Presente desde la filosofía griega, adquirió una importancia notable a partir del siglo XX bajo el impulso de la Fenomenología y el Pragmatismo.
Por ello mismo, el concepto de acontecimiento ha sido descrito como una noción «atractiva a la par que huidiza».
Este concepto representa un lapso indeterminado en que algo importante sucede.
Su significado literal es «momento adecuado u oportuno»,[3] y en la teología cristiana se lo asocia con el «tiempo de Dios».
[4][5] El término utilizado en la antigüedad varía en los diferentes textos y aparece con significados ligeramente distintos.
En el contexto de la filosofía continental, el acontecimiento es una noción clave en el Existencialismo y la Fenomenología.
Algunos teóricos sostienen que básicamente toda la ontología no debería basarse en objetos sino en eventos.
Finalmente, el momento performativo en el que la realidad es transformada a través del acontecimiento mismo.