Acisclo
Fue martirizado durante el mandato del emperador Diocleciano, junto con su hermana Santa Victoria.Después de que fueran arrestados, Acisclo y Victoria fueron torturados.Cuando el prefecto escuchó los cánticos provenientes del horno ordenó que se les arrojara al río Guadalquivir atados a piedras.Sin embargo el fuego escapó del control de los verdugos y se afirma que murieron muchos paganos sin afectarse los santos.Pablo García Baena le dedicó el poema «Himno a los santos niños Acisclo y Victoria» en el libro Antiguo Muchacho.