El aborto en la República Popular China, referido al aborto inducido o finalización voluntaria del embarazo, es un servicio sanitario gratuito que ofrece el gobierno a petición de la mujer que desde 1970 era totalmente libre y legal.Para ello se establece el objetivo del hijo único en todo el país -con excepciones en territorios considerados especiales o para las minorías étnicas-.Se combinó la propaganda, la presión social, el establecimiento de beneficios y penalizaciones económicas Así, las parejas con un solo hijo, si deciden no tener más, obtienen una certificación que les otorga distintos beneficios: baja de maternidad más prolongada, servicios pediátricos preferentes, asignación prioritaria de vivienda... llegando a recibir ayudas en metálico.Sin embargo, en el medio rural, la fuerza de la tradición hace que la fecundidad sea mucho mayor, por lo que los controles son muy rigurosos: se sigue potenciando el retraso en el matrimonio -en 1980 se prohíbe el matrimonio antes de los 22 y los 20 años de hombres y mujeres respectivamente-, y el retraso para tener el primer hijo.UU. experimenta un giro radical e irá retirando su apoyo al UNFPA, hasta que en 1986 retira toda la financiación por lo que renuncia al control del crecimiento demográfico en China y otros países pobres.[10] Los abortos son más comunes en el medio urbano ya que las parejas pueden tener un hijo únicamente.[11] En las zonas rurales está permitido tener un segundo hijo si el primero es una niña y siempre que se obtenga el «permiso de segundo nacimiento" que tiene un coste de aproximadamente 4.000 yuanes (650 dólares - 500 Euros).[16] A pesar de todo, el aborto selectivo por sexo se sigue practicando, ya que como en otros muchos países, el aborto ilegal no es fácilmente controlable por los gobiernos sobre todo por la persistencia, en el caso chino, de la preferencia por el hijo varón.