La razón por la que Dios solo aprobó la ofrenda de Abel se explica en escritos posteriores.
La tradición judía dice que Abel fue enterrado por sus padres, siguiendo las indicaciones de un cuervo enviado por Dios para ese propósito; el Corán, por el contrario, sostiene que fue Caín quien fue instruido por un cuervo para enterrarlo.
El Nuevo Testamento menciona con frecuencia a Abel como prototipo de justo.
Las interpretaciones críticas del texto bíblico han visto en la historia una versión estilizada de los conflictos entre pueblos agricultores y los hebreos, fundamentalmente pastores; el filólogo Thomas Kelly Cheyne sostiene que se trata de una antigua leyenda israelita, indudablemente anterior a la compilación del Génesis, aprovechada por el yavista por su valor moral.
Se ha notado también la similitud entre el término, de dudosa etimología, y el árabe jibil, "camello".