[1] Cuando se refiere a este acontecimiento que marcó el destino político del Magreb, Ibn Jaldún asegura: “No está aquí únicamente la historia de nuestra familia, sino también la gloriosa historia de toda el África del norte musulmana”.
Posiblemente, ben Badis creció rodeado de las costumbres turcas que imperaban en la burguesía argelina.
Allí obtuvo ben Badis su certificado en lectura y transmisión de las enseñanzas del Profeta Muhammad (iyaza).
Ejerció como profesor hasta los veintinueve, coincidiendo con los cuatro años que duró la Primera Guerra Mundial.
En 1919, ben Badis opta por salir de la discreción que había marcado su carrera como pedagogo.
[10] Por eso, aseguró que era “necesario y obligatorio alejarse de toda función pública si uno se prepara para estar al servicio del islam”.
La revista no vivió más allá de cinco meses: Francia la cerró por un artículo que defendía la rebelión en el Rif, en Marruecos.
[12] Ben Badis se consagró como el promotor del reformismo argelino gracias a la magnífica difusión de sus ideas a través de sus clases, repartidas en doscientas escuelas, en las que se enseñaba lengua árabe y moral religiosa.
En este sentido, es muy conocido el debate público que ben Badis sostuvo con su compatriota liberal Ferhat Abbas.
[13] A mediados de los años treinta, ben Badis temía que los nacionalistas seculares alcanzasen acuerdos con Francia para apartarles del escenario político.
Entonces, para consolidarse como una apuesta intelectual segura, comenzó por rechazar el nacionalismo radical de Messali Hadj.
Después, consolidó como organización a la Asociación de Ulemas Musulmanes, en un congreso que se celebró en junio de 1936, como una frente común contra Francia que aglutinaba a reformistas, asimilacionistas y comunistas.
Aun así, sus discípulos siguieron trabajando para presentar la nación argelina como un ente árabe y musulmán.