Abadía de Villelonge

Un monje llamado Guillaume inició la construcción de la abadía en el año 1180 gracias a una donación otorgada en 1149 por la Orden del Císter.

Durante la Revolución francesa fue tomada por los revolucionarios aunque no saqueada completamente, conservando la mayoría de las ricas esculturas intactas contemporáneamente.

Fue vendida como bien nacional a un rico médico, Guillaume Boussac, que la transformó en explotación agraria en 1791, dividiéndola en dos partes, la de las ruinas del edificio de la abadía en si por un lado, por otra parte, transformando lo que seguramente fue la antigua casa abadial en viviendas.

La iglesia y la sala capitular datan de finales del siglo XII.

El claustro posee capiteles muy trabajados, típicos de lo que se llama el gótico meridional del Languedoc de los siglos XIII y XIV; en ellos se aprecian esculturas representando formas humanas o animales lo que, según la regla de San Bernardo, estaba formalmente prohibido a fin de no perturbar a los monjes en sus oraciones.

Vestigios de la iglesia de la abadía de Villelongue.
Detalle de unos capiteles del claustro.