Éforo (en griego antiguo: Ἔφορος, formado por ἐπί, sobre y ὁράω, ver, «aquel que supervisa») era el nombre dado a ciertos magistrados de los estados de la antigua Grecia.En Esparta existían cinco éforos, elegidos anualmente, que juraban cada mes respaldar a los reyes, mientras que estos, a su vez, juraban respetar las leyes.Heródoto afirmó que la institución fue creada por Licurgo de Esparta,[1] un legislador cuya cronología e incluso historicidad es dudosa.En efecto, las atribuciones de los éforos aumentaron progresivamente, hasta acumular el poder legislativo, el judicial y el ejecutivo: Los éforos que acompañaban al rey se mantenían en contacto con los que permanecían en Esparta mediante escítalas, un medio de comunicación secreta.Además, ordenan al rey no atacar a los persas para honrar el festival de las Carneas.