La constitución de Esparta, también conocida como la Gran Retra (Del griego Μεγάλη Ῥήτρα, que literalmente significa "Gran Dicho" o "Proclamación"), es la ley fundamental que regía a los espartanos, atribuida a Licurgo.
Todos los miembros de la ciudad tenían que hacer sacrificios, tanto la corona como la aristocracia y el pueblo.
Estas reformas permanecerían en vigor durante la mayor parte de la historia espartana.
Varios aspectos de la reforma eran: En Esparta se consideraba que todo ciudadano le pertenecía y correspondía al estado, por lo que a lo largo de su vida los espartanos cumplían siempre una labor diferente en la sociedad: Beodos los ancianos de la ciudad debían examinar al menor; si el bebé era considerado demasiado débil o deforme, era ejecutado para no manchar el nombre de Esparta.
Cuando cumplía 21 años, el joven ya era considerado como «un legítimo ciudadano espartano» y se graduaba de la Agogé: El resto de su vida un espartano formaba una familia y tenía total control sobre los esclavos.