A partir de 106 d. C., los romanos, que gobernaron la región desde su base en Siria, la utilizaron como su puerto comercial, bajo el nombre latino de Aila,[2] hasta que a principios del siglo IV quedó bajo el control del Imperio bizantino.
[3] A principios del siglo IV, durante el Imperio bizantino, se convirtió en la sede de un obispado.
Conquistada por Mahoma en 630/631, se convirtió en una estación importante para los musulmanes egipcios haciendo la peregrinación a La Meca.
Áqaba entró en decadencia bajo el gobierno otomano, y a principios del siglo XX era solo un pequeño pueblo de pescadores.
Arabia Saudita nunca había accedido a estas fronteras, que estuvieron en disputa hasta 1965.