Ángela Salawa

Allí se dedicó a actividades mundanas y su fervor religioso disminuyó.

Salawa consideró la posibilidad de una vocación religiosa, pero su débil salud física fue un impedimento.

Decidió permanecer en el mundo, haciendo votos privados de pureza y virtud en 1900.

Sentía afinidad con Francisco de Asís, que, como la propia Salawa, había roto con su familia.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914, Salawa permaneció en Cracovia, cuidando a los soldados.

Se quedó sin casa, dolorida y enferma, pero fue dada de alta del hospital porque parecía estar bien.

Finalmente se quedó sola en el mundo, viviendo en una habitación del sótano, abandonada por su familia, amigos y vecinos.

Tumba de Ángela Salawa.