Esto implicaba la caída inmediata del gobierno liderado por João Tamagnini Barbosa y el derrocamiento del presidente João do Canto e Castro, que era considerado un continuador de las políticas sidonistas.
En estas circunstancias, dio su apoyo al primer gobierno de António Granjo en 1920.
Los partidos de derecha (los liberales, ya sin su carismático líder António Granjo que fue asesinado durante la Noche sangrienta), los reconstituyentes liderados por Álvaro de Castro, y sidonistas del Partido Nacional Republicano se unieron para hacer frente a la hegemonía del Partido Democrático.
Estas fuerzas crearon un nuevo partido, el Partido Republicano Nacionalista, en el cual Álvaro de Castro sería uno de sus personajes más prominentes.
[2] Con el advenimiento de la dictadura militar en 1926, se exilió en París, donde continuó luchando por la devolución del orden democrático a Portugal, junto a sus antiguos partidarios del Partido Republicano Portugués.