es una comedia española de 1955 dirigida por Rafael J. Salvia con guion del propio director y de Pedro Masó.
Los vecinos, influidos por el sabio del pueblo y su propia avaricia, deciden perforar ellos mismos para quedarse con todo el negocio.
Tras varios intentos infructuosos donde encuentran unas catacumbas y un cofre antiguo pero vacío, los vecinos logran dar con una reserva, pero no de petróleo sino de agua.
Al final se desvela que el sabio del pueblo, que también es zahorí, ha manipulado a los pasivos habitantes del pueblo para que busquen el agua que tanta falta les hace y no la quimera del petróleo, que no existe allí.
Los americanos llegan a la misma conclusión y se van del pueblo, despidiéndose como amigos.