De acuerdo con la ley francesa, es ilegal producir y vender un producto bajo una denominación de origen controlada si no cumple los criterios del AOC correspondiente.
Todos los productos amparados por una AOC están identificados mediante un sello, estampado en la etiqueta o en la corteza (en el caso de quesos).
Diversas leyes francesas promulgadas en los años cincuenta, sesenta y setenta del siglo XX crearon e hicieron obligatorio el sello identificando las denominaciones.
Más abajo están los denominados mediante simples nombres de lugar.
En 1925 Roquefort se convirtió en el primer queso en obtener una etiqueta de AOC.