Rescate financiero

También puede hacerse por interés social, como por ejemplo si un filántropo rico reflota una empresa de comida rápida no rentable en un país con problemas en la distribución de alimentos.También puede ser motivado por la necesidad de evitar un rescate mayor: por ejemplo, si el gobierno considera el transporte como esencial para la fluidez económica del estado, entonces protege las empresas de transporte (líneas aéreas, empresas petroleras, etc) mediante subsidios y préstamos a bajo interés.De los numerosos rescates ocurridos a lo largo del siglo XX han surgido ciertos principios o lecciones:[3]​[4]​ En 2002, el Banco Mundial hizo un estudio según el cual los rescates financieros cuestan un promedio de 13 % del PIB al país que los lleva a cabo.En 2010, esta solvencia se está revelando como la preocupación más seria debido a los préstamos dudosos que se hicieron a promotores inmobiliarios.Durante 1991-1992, la burbuja inmobiliaria de Suecia se desinfló, dando lugar a una severa crisis crediticia y la insolvencia bancaria generalizada.