Un gul (adaptación del inglés ghoul, del árabe غول, ghūl,[1] plural ghilan) es un demonio necrófago que, según el folclore árabe, habita en lugares inhóspitos o deshabitados y frecuenta los cementerios.
Los gules profanan las tumbas y se alimentan de los cadáveres, pero también secuestran niños para devorarlos.
[2] Existe también una variante femenina, llamada ghouleh, traducida a veces como algola.
La criatura también caza niños pequeños, bebe sangre, roba monedas y come carne de cadáveres.
[4] Marc Cramer y otros creen que el término se relaciona etimológicamente con Gallu, un demonio mesopotámico.