Falso documental

[1]​ Y, más tarde, en una emisión televisiva de 1957 del programa británico Panorama Swiss Spaghetti Harvest.Con este concepto clásico del documental puesto en crisis, nos preguntamos cuál es la herencia que ha producido en el cine actual: su estética».En Recursos teóricos para el análisis de los filmes, Antonio Fernández dice que «para que el arte suministre indicadores y podamos percibir vivencias (tanto presentes como ausentes), es necesario reafirmar la interpretación de la herencia del pasado como vivencia del presente.Para evitar la fácil suspensión de la credulidad del espectador, suele resultar efectivo encuadrar las mentiras en un marco verdadero.Así, se gana la credibilidad del espectador, pues identifica como familiares algunos aspectos que presenta el film.Si alguien contempla un falso documental prevenido de que se trata de un embeleco, su desconfianza será absoluta desde el inicio y buscará las huellas del engaño por la influencia que el paratexto comporta para la recepción.Tanto en sus propuestas paródicas como en las más deconstructoras y reflexivas, la audiencia ha de percibir el engaño (al menos parte de él), bien sea para captar las bromas propuestas o para reflexionar en torno a la tradicional naturaleza factual asignada al documental.Este era entendido como un sujeto pasivo, quien recibía el mensaje en la situación comunicativa, cumpliendo la única función de receptor.Este resignifica el discurso otorgándole un sentido propio, ya que «un texto no puede actualizarse por sí mismo y es precisamente el intérprete quien, configurando y reconfigurando significados permite que una obra viva históricamente».Además de las siguientes, otras series han utilizado el falso documental en episodios individuales.
Sala de cine
Dibujo de una edición belga de 1906 de La guerra de los mundos , del artista brasileño Henrique Alvim Correa . La imagen muestra un ejército de máquinas de guerra marcianas que destruyen un pueblo inglés.