En la Edad Media , un obedeciario u obedenciario (del latín obedientiarius , que significa alguien en una posición 'obediente', es decir, subordinada) era un funcionario menor de un monasterio designado por voluntad del superior.
En algunos casos la palabra se usa para incluir a todos aquellos que ocuparon cargos por debajo del abad , pero más frecuentemente el prior y el subprior -quienes técnicamente califican en una abadía- son excluidos de aquellos representados por ella.
A los obedienciarios se les asignaban las diversas tareas propias de sus diferentes cargos y poseían un poder considerable en sus propios departamentos. Siempre existía el derecho de apelación al abad o superior equivalente , pero en la práctica la mayoría de los detalles se decidían según la "costumbre" del monasterio.
La lista que sigue da los títulos usuales de los obedienciarios, pero en algunos monasterios se usaban otros nombres y se pueden encontrar otros cargos oficiales: así, por ejemplo, hasta el día de hoy, en el gran monasterio suizo de Einsiedeln se da el nombre de " decano " al funcionario que en todas las demás casas benedictinas se llama prior .
(1) El "cantor" o " precentor ", generalmente asistido por un "subcantor" o "sucentor".
(2) El sacristán , que tenía a su cargo la iglesia monástica y todas las cosas necesarias para los servicios. Tenía, por regla general, varios ayudantes:
(3) El cillerero o ecónomo , que actuaba como principal proveedor de todos los alimentos del monasterio y como mayordomo general. En tiempos recientes se suele utilizar el nombre de procurador para designar a este funcionario. Tenía como ayudantes a:
(4) El refectoriano, que tenía a su cargo el frater o refectorio y su mobiliario, incluyendo cosas tales como vajilla, manteles, platos, cucharas, tenedores, etc.
(5) El cocinero, que presidía el departamento de cocina, no sólo para la comunidad sino para todos los invitados, dependientes, etc.
(6) El maestro de novicios cuyo asistente era a veces llamado el "zelator".
(7) El enfermero, además de cuidar de los hermanos enfermos, también era responsable de la "sangría" trimestral de los monjes, una costumbre casi universal en los monasterios medievales.
(8) El hospedero, cuyas funciones se tratan en el capítulo 53 de la Regla de San Benito.
(9) El limosnero .
(10) El chambelán , o "vestiarius".
Además de estos funcionarios, que eran nombrados de manera más o menos permanente, había otros que eran nombrados por una semana para llevar a cabo diversas tareas. Estos puestos eran ocupados por turnos por todos aquellos que tenían un rango inferior al de subprior, aunque a veces se excusaba a los funcionarios muy ocupados, como por ejemplo el cillerero.
El jefe de éstos era el hebdomadario , o sacerdote de la semana. Su deber era cantar la misa conventual todos los días de la semana, entonar el Deus in adjutorium al comienzo de cada una de las horas canónicas , bendecir el agua bendita, etc.
También se nombraba al antifonista para que actuara durante una semana. Su función era leer o cantar el invitatorio en Maitines , pronunciar la primera antífona en los Salmos , y también los versículos , responsorios después de las lecturas, etc.
El lector semanal y los servidores de la cocina y del refectorio comenzaban sus tareas el domingo cuando, en compañía de los servidores de la semana anterior, tenían que pedir y recibir una bendición especial en coro como se indica en los capítulos xxxv y xxxviii de la Regla de San Benito.
Hoy en día la tendencia es hacia una simplificación en los detalles de la vida monástica y consecuentemente hacia una reducción en el número de oficiales en un monasterio (en la mayoría de los casos inevitable debido al menor número de vocaciones), pero todos los cargos más importantes nombrados arriba todavía existen en los grandes monasterios, aunque el nombre de obedienciarios ha caído en desuso.
Este artículo incorpora texto de una publicación que ahora es de dominio público : Herbermann, Charles, ed. (1913). "Obedientiaries". Enciclopedia Católica . Nueva York: Robert Appleton Company.