Editó, junto con Freud y Stekel en 1910 Revista de psicoanálisis, siendo Adler su director.
En este trabajo Adler estableció la «psicología individual» como teoría de la unidad del individuo que tiende a metas finales de carácter inconsciente.
En sus obras posteriores Adler desarrolló su modelo psicológico centrado en las influencias del medio social y familiar en el carácter del sujeto, en conjunción con sus construcciones subjetivas de sus experiencias; conjunción que desemboca en el «estilo de vida» inconsciente, rector del psiquismo humano.
Entre 1927-28, Adler dio una serie de conferencias en los Estados Unidos.
Las metas son construidas subjetivamente ya en la época infantil, influida por el ambiente o constelación familiar, y por la aspiración del niño a compensar su sentimiento de inferioridad.
La relación entre la meta y los modos de alcanzarla configuran la personalidad del sujeto.
Con más detalle puede describirse al complejo de inferioridad, en la ciencia de la psicología y el psicoanálisis, como el sentimiento en el cual, de un modo u otro, una persona se siente de menor valor que los demás, lo cual, normalmente, sucede en forma inconsciente y lleva a los individuos afligidos a sobrecompensarlo.
La percepción de superioridad es la consecuente reacción a un sentimiento de inferioridad no expresado externamente, maximizando hacia el exterior aquellos aspectos en que, por transferencia de objetos, o por observación diferencial, consideramos destacar del comportamiento colectivo aparente.
Quien no siente la "inferioridad", no precisa exhibir su "superioridad"; por otra parte, quien es claramente superior, es así percibido por los demás, sin requerir una manifestación mayor.
Y esto, por cierto, dicho al margen de lo disvalioso que pudieren resultar sus actitudes en la convivencia social.
Fueron además discípulos de Adler su hija Alexandra Adler, Hans y Rowena Ansbacher, Erwin Wexberg y Rudolf Dreikurs, entre otros.
Durante sus años de universidad, se había vinculado a un grupo de estudiantes socialistas, entre los que había encontrado a su futura esposa, Raissa Timofeyewna Epstein, una intelectual y activista social rusa que estudiaba en Viena.