Precedía la maduración de los frutos durante el verano y se le atribuía el don de transformarse en todas las formas o cosas que desease:«Ese dios, apropiado para diversas figuras, todavía no había tomado el nombre de cambiar el río (auerso amne)».
Se trataba en todo caso de un epíteto o de un aspecto del dios etrusco Tinia (que se correspondía con el Júpiter o Jovius romano).
En Roma, esta divinidad tuvo una estatua de bronce en el Vicus Tuscus, en la entrada del Foro Romano.
Su fiesta era la Vertumnalia, que se celebraba el 13 de agosto.
Siendo Vertumno el dios etrusco del cambio, de su nombre proviene el verbo latino vertere (cambiar) con sus derivaciones: diversión, perversión, versión, etc.