Estudió abogacía en la Universidad McGill, donde fue un influyente miembro del liberal Instituto Francocanadiense.
Llevando al Partido Liberal de Canadá a ganar las elecciones de 1896, Laurier fue nombrado primer ministro, el primer franco-canadiense y católico en obtener ese cargo.
Su insistencia sobre la protección de la autonomía canadiense en sus relaciones con Reino Unido, ayudó a perfilar el concepto moderno de una Comunidad de Estados Independientes.
Su apoyo para un tratado de reciprocidad comercial con los Estados Unidos contribuyó a la derrota de su gobierno en 1911.
Laurier es recordado como uno de los estadistas canadienses más sobresalientes.