Una vez puesto en marcha siendo empujado, tenía que mantenerse rodando mientras el motor estuviese encendido.
Las dos primeras pruebas demostraron que el coche era peligroso, y Keech resultó herido las dos veces por quemaduras: por un manguito del radiador que explotó, y por las llamas del escape motor situado por delante.
Se probó una estratagema aún más complicada, consistente en un eje trasero completamente separado, retenido sobre el suelo hasta que era liberado por una palanca, y entonces era impulsado por una transmisión independiente.
Se le propuso a Keech conducir de nuevo el White Triplex para recuperar el récord, esta vez en Ormond Beach.
Existe una controversia sobre ambas muertes, porque tampoco está claro si el cámara estaba en una zona segura, o si se había acercado demasiado al borde de la pista para conseguir imágenes más espectaculares.