[5] En sus inicios fue un colaborador de The Washington Post, Enquirer y New York Herald.
[6] Wolfe, quien se definía como «un demócrata a lo Jefferson»,[cita requerida] expresó en varias oportunidades ser un «reivindicador de Balzac», desde un punto de vista cultural y estilístico, lo que le llevó a ser calificado como «El Balzac de Park Avenue».
Respecto a esa y su otra novela, Todo un hombre, comentó que ambas afirman la necesidad de novelas que surjan del realismo.
[8] En su caso, sus propias raíces provenían de una búsqueda cuidadosa o del reportaje, y le daba importancia al entorno social de sus personajes como medio para explicar sus ideas y conductas, explorando los temas de sexo, raza, dinero e ideología como elementos divisorios y al mismo tiempo integradores de la sociedad estadounidense.
La obra de Tom Wolfe pasó por varias etapas, marcada en los años sesenta por una defensa de la llamada cultura pop y en las décadas siguientes por radicales polémicas en contra del narcisismo de los años 1980 y atacando la política de los liberales, así como cuestionando al mainstream intelectual estadounidense en temas como arquitectura, arte moderno o literatura.