Robert Watson-Watt

Sin embargo, existían dos problemas: la dirección desde la que esa señal venía y cómo fijarla.

Al principio trabajó en la Aldershot Wireless Station del Air Ministry Meteorological Office (Servicio Meteorológico de la Aviación Militar).

La única solución parecía ser mantener permanentemente una escuadrilla de cazas en vuelo, lo que era materialmente imposible.

Watson-Watt le mostró unos cálculos que ya había realizado su ayudante Arnold Wilkins, demostrando la imposibilidad del concepto.

En el secreto más absoluto, Watson-Watt, su ayudante Arnold Wilkins y un único miembro del comité A. P. Rowe, asistieron a la demostración que permitió localizar un bombardero varias veces con la señal emitida.

Y lo que fue más importante, el primer ministro Stanley Baldwin estaba informado de los progresos en el desarrollo del radar.

Dos semanas después, Wilkins dejaba la Radio Research Station junto a un pequeño grupo de colaboradores entre los que estaba Edward George Bowen, para proseguir sus investigaciones en Orfordness.

Las pruebas fracasaron, no por la detección del radar sino por el problema de transmitir la información a tiempo.

Ya en 1936, los británicos comprendieron que la Luftwaffe cambiaría a los bombardeos nocturnos si las expediciones diurnas se revelaban infructuosas.

En 1952, el gobierno británico le abonó 50.000 libras esterlinas por su contribución al desarrollo del radar.

Tras la guerra, pasó gran parte de su vida primero en Canadá y luego en los Estados Unidos en los que publicó Three Steps to Victory en 1958.

Fue galardonado en 1948 con la medalla Hughes, concedida por la Royal Society «por sus contribuciones distinguidas a la física de la atmósfera y en el desarrollo del radar».

Robert Watson-Watt, en 1944.