Se encuentra a orillas del Rin y marca la frontera con la estado de Renania-Palatinado.
El escultor elegido para la creación del monumento fue Juan Schilling y el arquitecto, Karl Weisbach.
Está llena de restaurantes bellamente decorados y durante todo el día y toda la noche se puede escuchar música en directo procedente de las numerosas tabernas que se pueden encontrar en la calle.
Esta calle es visitada anualmente por tres millones de personas.
Fue destruida durante la Guerra de los treinta años y la Guerra de los Nueve Años en 1689 pero el rey Federico Guillermo IV mandó restaurarla en 1856.