[6] Es la flor que crece en lugares fangosos, por ello representa la verdad última, trascendente e incorruptibe del dharma.[8] Asimismo se le identifica con las palmas de las manos del Buda, ya que con ellas puso en movimiento la doctrina.[2] En el budismo tibetano la bandera representa, además, la victoria sobre los cuatro Maras: las emociones desordenadas, la lujuria, las pasiones y el miedo a la muerte.[10] Los budistas tibetanos utilizan un conjunto de ocho símbolos auspiciosos ―asta-mangala―, en las viviendas y en los edificios públicos.Los hindúes también poseen una colección de ocho objetos auspiciosos para ciertas grandes ocasiones, tales como una coronación:[1] Otra lista de objetos auspiciosos:[1] En estas listas a veces se incluye la esvástica y el srivatsa (rizo blanco en el vello pectoral del dios Visnú.Los jainas también consideran ocho símbolos como sagrados y auspiciosos, sin embargo, algunos de ellos son diferentes a los enumerados por el budismo.