Mateo 6:23 es el versículo veintitrés del capítulo sexto del Evangelio de Mateo en el Nuevo Testamento y es parte del Sermón del Monte .
En la versión King James de la Biblia el texto dice:
La Biblia en inglés mundial traduce el pasaje como:
El texto del Novum Testamentum Graece es:
Para una colección de otras versiones, consulte BibleHub Mateo 6:23
El versículo anterior establecía una metáfora un tanto ambigua del ojo generoso/íntegro como fuente de luz en el cuerpo. Este versículo presenta lo opuesto al afirmar que el mal de ojo hunde a la persona en la oscuridad. El mal de ojo era tanto una expresión de celos como de tacañería (cf. Mateo 20:15 [1] ).
El versículo pone gran énfasis en la profundidad de la oscuridad en la que un ojo espiritual pobre colocará a una persona, porque poner demasiado énfasis en la riqueza o las posesiones puede distorsionar el juicio. [2] Morris siente que implica que aquellos que están tan cegados ni siquiera pueden darse cuenta de que están en la oscuridad. [3] John Phillips sugiere que aquí Jesús enseña la posibilidad de tener un "astigmatismo espiritual" (no lograr que la visión converja en un punto focal), e insta a los discípulos a tener un "único" ojo para "ver a través de la locura de acumular tesoros en la tierra y mantener el mundo venidero en el enfoque apropiado". [4]
La metáfora de la luz como santidad y la oscuridad como maldad también se encuentra en la literatura de Qumrán y en el Evangelio de Juan . [ cita requerida ]
Agustín : Pero las obras que se sabe que son en sí mismas pecados no deben hacerse como si tuvieran un buen propósito, sino sólo las que son buenas o malas, según los motivos que las llevan a hacerlas, y no son en sí mismas pecados; por ejemplo, dar de comer a los pobres es bueno si se hace por motivos misericordiosos, pero malo si se hace por ostentación. Pero las obras que son en sí mismas pecados, ¿quién dirá que deben hacerse con buenos motivos o que no son pecados? ¿Quién dirá: Robemos a los ricos para tener que dar a los pobres? [5]
Gregorio Magno : De otra manera; si la luz que hay en ti, es decir, si lo que hemos comenzado a hacer bien, lo nublamos con malos propósitos, cuando hacemos cosas que sabemos que son en sí mismas malas, ¡cuán grande es la oscuridad! [5]
San Remigio : De otra manera, la fe se asemeja a una luz, porque por ella se aligeran los movimientos del hombre interior, es decir, las acciones, para que no tropiece, como dice: Tu palabra es luz para mis pies (Sal 119,105). Si ésta es pura y simple, todo el cuerpo es luz; pero si está contaminada, todo el cuerpo será oscuridad. Sin embargo, de otra manera, por luz se puede entender al gobernante de la Iglesia, que bien puede llamarse el ojo, ya que es él quien debe velar por que se provean cosas saludables a los que están bajo su autoridad, lo cual se entiende por el cuerpo. Si, pues, el gobernante de la Iglesia yerra, ¿cuánto más errará el pueblo que está sujeto a él? [5]