La Ley de Contratos Ilegales [1970] es una ley de Nueva Zelanda que regula cómo se consideran ilegales los contratos según el derecho consuetudinario o el estatuto.
Según esta ley, todos esos contratos se consideran ilegales, pero otorga amplios poderes discrecionales para otorgar reparaciones, incluyendo la concesión de órdenes como ordenar: