[2] En 1930 se definieron dos categorías principales de H. influenzae: cepas con cápsula y sin ella.Su cápsula le permite resistir la fagocitosis y la lisis en los huéspedes no inmunizados.Como ejemplos de infección por cepas capsuladas se puede mencionar a la meningitis, neumonía y epiglotitis.La mayoría de las cepas de H. influenzae son patógenos oportunistas, esto es, viven en su huésped sin causar enfermedades, pero pueden causar problemas cuando otros factores (tal como una enfermedad viral que reduce la respuesta inmune) crean una oportunidad infecciosa.En los niños, H. influenzae tipo B (HIB) causa bacteriemia y meningitis bacteriana aguda.[4] El diagnóstico clínico del H.influenzae típicamente es realizado por cultivos o por la técnica de aglutinación en látex.Cabe mencionar que el H. Influenzae cultivado a partir del esputo o desde la cavidad nasofaríngea no es válido debido a que generalmente esas zonas están colonizadas por el agente.El organismo cultivo puede caracterizarse aún más mediante pruebas de catalasa y oxidasa, las cuales deben ser positivas.Sin embargo, no se puede detectar la sensibilidad a antibióticos con LAT, por lo que es necesario un cultivo en paralelo.[5] H. influenzae y S. pneumoniae se pueden encontrar en el sistema respiratorio superior de los seres humanos.[10] Cuando ambas bacterias se colocan juntas en la cavidad nasal, en el plazo de dos semanas solo Hemophilus influenzae sobrevive.En los ratones expuestos a solamente una de las bacterias, estas células no estaban presentes.