Junto con Wernher von Braun, Silverstein es considerado el otro cerebro tras la exitosa ejecución del Programa Apolo, ya que fue quien desarrolló la propulsión por hidrógeno líquido.[12] Silverstein, en cambio, sugería que las propiedades del hidrógeno líquido fueran óptimas para la segunda y tercera fase del vuelo, aunque Von Braun calculaba que provocarían una reacción explosiva.[16] Los historiadores discrepan, sin embargo, sobre sus relaciones personales, alegando algunos que se caracterizaban por el antagonismo o la desconfianza.Esta interpretación ha sido desmentida tanto por Ernst Stuhlinger (físico, compatriota e intimo amigo de Von Braun) como por el propio Silverstein.[15] Solo se trataba del exponente más notorio de una realidad más amplia, ya que muchos de los científicos e ingenieros del programa espacial estadounidense durante la postguerra y la Guerra Fría eran judíos y —en menor medida pero en destacadas posiciones— alemanes llegados al país tras la guerra (gran parte de ellos en la Operación Paperclip).En 1970, Silverstein se jubiló de la NASA, aceptando un cargo en la Republic Steel Corporation.[4] En 2015, la persona de Silverstein fue incorporada al National Aviation Hall of Fame (MAHF),[5] junto a los pioneros de la aviación Robert Cardenas, Robert Hartzell y Gene Kranz.
Abe Silverstein, director del Lewis Research Center, en un discurso sobre los beneficios de la
propulsión nuclear
(1961)