La opera seria italiana (que siempre contaba con libretos en lengua italiana) se componía no solo en Italia, sino también en la Austria de los Habsburgo, Dresde y otros estados alemanes, Inglaterra y España, entre otros.
De este período datan los títulos Didone abbandonata, Catone in Utica, Ezio, Alessandro nell' Indie, Semiramide riconosciuta, Siroe y Artaserse.
Después de 1730 se instaló en Viena y escribió más libretos para el teatro imperial hasta 1745 aproximadamente.
A este período pertenecen Adriano, Demetrio, Issipile, Demofoonte, Olimpiade, La Clemenza di Tito, Achille in Sciro, Temistocle, Il Re Pastore y el que sería su mejor libreto, Attilio Regolo.
Su auge, unido al que experimentó la nueva figura de la prima donna, llevó a los compositores a crear una música vocal cada vez más compleja, dado que este tipo de cantantes poseían extraordinarias habilidades técnicas.
No obstante, Johann Adolph Hasse (1699-1783) alcanzó mayor fama en vida que este.
Pero tras su muerte el gusto musical cambió, y sus óperas cayeron en el olvido, excepto algunos fragmentos tales como el conocido larghetto de Serse, "Ombra mai fù".
Otros autores que contribuyeron al género fueron Christoph Willibald Gluck (1714–87), Luigi Cherubini (1760–1842), y Gaspare Spontini (1774–1851).