Además criticaba a Kang por elogiar la literatura y la filosofía indias.
[1] Zhang fue detenido y encarcelado por sus comentarios sobre el emperador.
Durante los tres años que pasó en la cárcel inició el estudio del budismo, lo que iba a cambiar su vida, pero no abandonó su labor de agitación.
Exiliado en Japón, fundó en Tokio, junto con otros revolucionarios indios, filipinos y vietnamitas exiliados y con la colaboración de socialistas japoneses, el antiimperialista Grupo de Solidaridad Asiática.
Él se encargó de redactar el manifiesto del grupo en el que tras afirmar que los países asiáticos se habían tratado «mutuamente con respeto y con la virtud confuciana de la benevolencia», denunciaba que «el poder Asia» había ido «disminuyendo día a día» desde hacía cien años a causa del avance de los europeos hacia oriente, haciendo que la gente se sintiera inferior, y que «tan sólo se esforzara por los intereses materiales».