V. cruziana es una acuática perenne en su hábitat natural, anual o bienal en cultivo en climas más fríos.Una reacción termoquímica eleva la temperatura de la flor hasta 20 °C más allá de la temperatura ambiente para colaborar con la difusión del aroma, que atrae a coleópteros, que quedan atrapados cuando la flor se cierra cerca del amanecer.Durante el segundo día desarrolla estambres, que recubren de polen a los insectos atrapados.Requiere mucho sol, que se asegura al evitar el alto reborde foliar la superposición de hojas, pero tolera temperaturas más bajas que V. amazonica, admitiendo hasta 20 °C.Se ha introducido en regiones templadas de todo el mundo para su cultivo como ornamental.Es muy exigente en cuanto a fertilización, procediendo de un hábitat original en que la descomposición libera nutrientes en grandes cantidades en el suelo.V. cruziana x amazonica se conoce con el nombre cultivar de 'Longwood'; es fértil, con características intermedias entre sus progenitores.Un día, Morotí paseaba con sus amigas cerca del río Paraná y presumió el amor que Pytá sentía por ella, lanzó su brazalete de oro al fondo del río y le dijo a sus amigas que, Pytá iba a recogerlo pues la amaba tanto que haría cualquier cosa por ella.Con su inmenso amor, Pytá se tiró al río y nunca más salió, Morotí, impacientada, mandó a llamar al brujo para que le diga que había pasado.Hace tiempo, existió una joven india cuya belleza dejaba extasiados a quienes la observaban.Por eso la llamaron Jasy Ratá, que en guaraní quiere decir "luz de estrella".Vivía a orillas de la vasta laguna del yberá, que significa “aguas brillantes”.Así fue como se echó a andar con sus pies descalzos siguiendo la trayectoria del amado inalcanzable.Al llegar a la laguna sumergió sus pies heridos para calmar el dolor y descubrió extasiada que había ocurrido un milagro.
Mujer de pie sobre una hoja de
Yrupẽ
en el Jardín Botánico de Misuri, en 1902. Nótese la lámina de madera usada para distribuir el peso, y evitar que se desgarre la delicada hoja.