Su historia fue recogida por los escritores Shmuel Yosef Agnón y Isaac Bashevis Singer, así como en un poema vienés de Meir Weiners en 1919.
Aunque no sin advertirles sobre la temeridad de su intento, estas figuras los instruyen sobre cómo invocar y esclavizar a su vez a las fuerzas del mal, encabezadas por Satán (identificado con Samael o Asmodeo) y su esposa Lilith, que causan con sus poderes el infortunio hebreo.
Sin embargo, olvidando la sagrada regla de no darle al demonio nada que pida, el sabio comete el error de dejarle oler incienso, lo que equivale a rendirle adoración.
El rey envía mensajeros para prender a Yosef, pero éste, que se entera primero por boca de los demonios retornados y recobra la razón, opta por suicidarse arrojándose al mar.
Según un testimonio posterior, el rabino Isaac Luria descubre más tarde a Yosef reencarnado (gilgul) en un perro negro como castigo por su impiedad.