Yevgueni Preobrazhenski

Dirigió a los economistas soviéticos durante la década de 1920-1930 y elaboró un plan para industrializar el país.[1]​ Desde pequeño, Yevgueni era muy religioso, hasta los 14 años cuando rompió todo contacto con la religión y en 1903,[1]​ con tan sólo 17 años, ingresó en el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), convirtiéndose en un socialdemócrata de la recién creada fracción bolchevique.[1]​ Arrestado en dos ocasiones en 1909 (en mayo y septiembre), se lo condenó a exilio interior, primero en Irkutsk desde donde mantuvo sus contactos con Lenin, Zinóviev o Krúpskaya y más tarde, en 1916 en Chitá, donde permaneció hasta la Revolución de Febrero de 1917.[2]​ Considerado, sin embargo, un experto en finanzas, se le encargó la aplicación de la reforma financiera que acompañó a la Nueva Política Económica (NEP).[3]​ Lenin rechazó sus tesis sobre la conveniencia de aprovechar el desarrollo capitalista en el campo para restablecer la producción en el agro ruso y su limitación mediante impuestos y no mediante represión política como la llevada a cabo en 1918 a través de los Comités de Campesinos Pobres.[3]​ Convencido de la escasa importancia del mercado en el sector estatalizado de la economía y por tanto del escaso riesgo político, abogó por democratizar el partido y aumentar la autonomía obrera.[5]​ En el XIII Congreso, su postura salió derrotada, tachada de trotskista y pequeñoburguesa.En 1926 escribió su obra cumbre, La Nueva Economía, en la que analizó las contradicciones entre la planificación socialista y el mercado;[5]​ debatió sobre las leyes de la acumulación socialista y se pronunció porque el Estado soviético subordinase la ley del valor a la regulación planificada de la sociedad.[7]​ De hecho, la oposición se dividió, mientras un sector encabezado por Trotski y Christian Rakovski se opuso también al nuevo curso impuesto por Stalin; en cambio, Preobrazhenski, Rádek, Smilga y otros cuatrocientos deportados, suscribieron una declaración incondicional de apoyo al viraje del Gobierno.[10]​ En este se le impuso una autocrítica, que pronunció el 31 de enero y contenía cierta velada crítica a Stalin.[10]​ Durante la década, desempeñó ciertos cargos importantes, pero ya no entre los más destacados.[11]​ Tanto estos cargos como los que se le habían hecho en 1933[10]​ fueron desestimados póstumamente en 1988 y 1989 por las autoridades soviéticas.
Preobrazhenski (en el centro, con barba y flequillo), durante el IX Congreso del partido, en que se le eligió miembro del comité central.