Yarilo (Cirílico: Ярило o Ярила; en polaco: Jaryło; en croata: Jura or Juraj; en serbio: Đurilo; eslavo: Jarovit), de manera alterna Jarilo, Larilo o Gerovit, es un Dios eslavo[1] de la vegetación, la fertilidad y la primavera.
Radoslav Katičić y Vitomir Belaj trataron de reconstruir el mito que rodeaba a Yarilo.
Los eslavos creían que el inframundo era un lugar aún más verde, con primavera y humedad eterna y llanuras cubiertas de hierba, donde Yarilo creció resguardando el ganado de su padrastro.
La boda divina entre hermano y hermana, dos de los hijos del Dios supremo, fue celebrada en el festival del solsticio de verano, hoy conocidos como Ivanje o Ivan Kupala en varios países eslavos.
Así, todos los requisitos previos se unirían para una cosecha bendecida y abundante que llegaría a finales del verano.
El mito explicaba esto debido al hecho de que le era infiel a su esposa, así que ella y (o su padre Perun, o sus otros nueve hijos, los hermanos de ella) lo matan como castigo.
En comparación con la Mitología báltica y de algunas fuentes folklóricas eslavas, uno puede deducir que Yarilo estaba asociado con la luna.
Se cree que el día de San Jorge Zeleni Jurij despierta a la primavera habiendo derrotado previamente en un duelo a Rabolj, oponente de Zeleni Jurji, representante del invierno y el mundo telúrico -inframundo.
En Štajersko se mantiene la tradición por la cual el día de San Jorge dos jóvenes disfrazados luchan entre sí representando la batalla entre Zeleni Jurij y Rabolj, es decir, simbolizando el paso del invierno al verano.
En nuestros días, las costumbres y procesiones conectadas con Zeleni Jurij están siendo revividas en mayor parte por grupos folclóricos que los representan, particularmente en Bela Krajina, donde las costumbres de celebrar el día de San Jorge han sido preservadas por largo tiempo.
En Roma, todos los ciudadanos cuidaban de un cornejo sagrado que crecía en el Foro.
En el arte clásico los espíritus silvanos fueron antropomorfizados, añadiendo a una figura humana algún elemento identificador como ramas, frutos u hojas, mientras que en los rituales fertilizadores se clavaban ramas en los surcos de los sembrados o se llevaban bajo el brazo manojos de hierbas, que encarnaban al espíritu arbóreo que vivía en los bosques cercanos a las casas y traían sus bendiciones de fertilidad sobre cosechas, ganado y mujeres.
Es evidente, según Frazer, que este sería el origen de la costumbre paneuropea del "palo mayo" o "árbol mayo" según la cual, en la víspera del 1 de mayo, a principios de verano o aún el día de San Juan (24 de junio), se talaba un árbol -generalmente abedul, álamo o abeto, por su simbolismo fálico- y se acarreaba hasta el centro del pueblo, donde se erigía y decoraba con guirnaldas, cintas, etc., A su alrededor se organizaba una fiesta en la que participaba todo el pueblo bailando y cantando con especial protagonismo los muchachos y muchachas jóvenes.
Sin embargo, también ocurría que este, el espíritu silvano, fuera representado separado del árbol y revestido de forma humana.
Estos títulos a veces se mantenían durante todo el año hasta la siguiente elección estival.