Varios de ellos se conservan hasta hoy en día, aunque en una forma modificada y simbólica.
Los términos Morana y Živa aparecen en el diccionario latín Mater Verborum del siglo XIII.
Incluso en actualidad, en varios de ellos – República checa, Eslovaquia o Polonia – se continúa practicando una tradición popular conectada con este personaje.
Es interesante que a pesar de su antigüedad, la persecución y varias restricciones eclesiásticas se conservó hasta la actualidad.
En el siglo XIX, Dobšinský (2007) afirma que la gente seguía creyendo en las habilidades sobrenaturales de varios entes mitológicos.
Hoy, los sacrificios, canciones y bailes rituales se convirtieron en un acontecimiento estilizado comunitario, practicado principalmente por los grupos folclóricos.
El acontecimiento sigue con una procesión vivaz por el pueblo, acompañada de bailes y canciones tradicionales, hacia el río o estanque más cercano.
En este punto aparecen muchas supersticiones, por ejemplo: una vez Morana está en el agua, no se la puede tocar y hay que correr lo más rápido posible al pueblo sin mirar atrás.
Morana aparece bajo diversos nombres: en Chequia como Smrt, Smrtolka, Smrtka, Smrtholka, Mařena, Mařoška, Mařena-Čaramura, Mařena krásná y Nevĕsta (Hrobat Virloget, 2013, 150), en Eslovaquia como Morena, Muriena, Marmuriena, Mamurienda, Smrť, Hejhana, Kyselica, Kyseľ, Baba (Klepáčová, 2008), en Polonia como Marzanna, Marzana, Marena, Morana, Morena, Mora, Śmierć, Śmiercicha, Śmiertka.