Surgió a finales del siglo XIX a. C. y fue gobernado por una dinastía de reyes autóctonos que contaron tanto con las fuerzas armadas como con la diplomacia para expandir su Estado.
Yamkhad fue finalmente destruido por los hititas y luego anexionado por Mitanni en el siglo XVI a. C. Su población fue predominantemente amorrea, con la típica cultura siria de la Edad del Bronce, aunque también contó con elementos hurritas cuya influencia se puede detectar en la propia cultura yamkhadita.
Como su capital, Alepo (llamada Halab en este periodo), está situada en el mismo sitio que la ciudad actual del mismo nombre, durante las excavaciones arqueológicas ha sido imposible alcanzar los niveles estratigráficos de este periodo.
Pero el horizonte se ensombreció porque un nuevo enemigo apareció a finales del siglo XVII a. C.: los hititas.
Hattusili I logró una victoria sobre el reino del Yamkhad, y es sin duda a quien hay que atribuir la destrucción de Alalakh hacia el 1600 a. C. En 1595 a. C., su hijo Mursili I regresó a Siria y tomó Alepo, poniendo final al gran reino de Yamkhad.
Pero Yamkhad pasó a la historia, y Alepo ya no ocupó un lugar relevante durante mucho tiempo.