En la capital argentina alternó el trabajo con la formación autodidacta, manteniendo sus vínculos con Galicia en los centros de la colectividad gallega emigrante.
Tras treinta y un años en la isla caribeña, ya jubilados, ambos regresaron a Galicia en 1992 para vivir en Gres donde dirigieron la Fundación Xosé Neira Vilas.
Se unen en sus obras la preocupación social y el libre desarrollo de la afectividad, con un lenguaje directo que busca la rápida comunicación con el lector.
Esta novela constituye un hito en la literatura gallega de posguerra debido a su éxito e impacto popular.
Introduce al lector en el mundo marginal de las tragedias aldeanas, con las leiras (huertas) requemadas por la sequía, las cosechas perdidas, con las gentes hambrientos y los niños trabajando como hombres.
Se trata de una historia amorosa quebrada por la emigración, por las estructuras socioeconómicas y por los sucesos políticos del pasado.