Se convirtió en discípulo de su compatriota Joseph Koch, y entre sus influencias podemos citar al pintor francés Nicolas Poussin y al británico J. M. W. Turner.
En 1831, Schirmer se estableció en Berlín, en un estudio donde contó con varios ayudantes.
Schirmer ocupa un lugar destacado en la historia del arte.
Sus bocetos en Italia eran algo más que transcripciones de los parajes; estudiaba la naturaleza con el propósito de componer paisajes históricos y poéticos.
En las paredes pintó yacimientos y templos clásicos, y dilucidó las colecciones mediante el paisaje con el que estaban históricamente asociadas.