Tras la guerra, entró a formar parte de los Freikorps, aunque los abandonó en 1920 para integrarse en la vida civil.
En 1925 empezó a trabajar como instructor de vuelo en las instalaciones secretas que la Luftwaffe tenía en suelo soviético.
Tras el cierre de dichas instalaciones en 1933, la SS buscaba desesperadamente personal con experiencia militar para emplearlos como asesores y oficiales superiores en su naciente brazo armado.
Prosiguió las operaciones en el Frente Oriental hasta octubre, momento en que su división se retiró a Francia y Bélgica para reequiparse.
Panzerarmee, aunque a costa de muchas bajas en hombres y equipo.
Justo cuando estaban en mitad del proceso, el 19 de septiembre, empezó la operación Market-Garden.
A pesar de los éxitos iniciales, las formaciones alemanas no tenían efectivos suficientes para poder mantener una ofensiva en condiciones, y pronto quedaron estancados.
No fue la primera vez que desobedeció una orden por considerarla absurda militarmente, ni sería la última.
Durante el juicio quedó demostrado que Bittrich solo se enteró de los hechos a posteriori, y tomó medidas penales inmediatamente contra los responsables del fusilamiento ilegal.
Siempre defendió que la Waffen-SS no era lo mismo que la SS ni cumplían las mismas funciones, y de hecho Bittrich se comportó siempre de forma honorable durante toda su carrera.
Sin embargo, Bittrich siempre mantuvo su espíritu crítico, y pronto comenzó a tener discusiones muy acaloradas con su superior jerárquico, el Reichsführer-SS Heinrich Himmler.
Según sus propias memórias, Bittrich se convenció de la inevitable derrota alemana tras la pérdida del 6.º Ejército en Stalingrado.
Lo intentó en varias ocasiones mediante subterfugios, ordenándole que se presentase de forma urgente en Berlín.
Afortunadamente, el Generalfeldmarschall Walter Model (en connivencia con el propio Bittrich) denegó el permiso médico.
Wilhelm Brittich no fue asociado al listado que manejo más tarde Martin Bormann en conjunto con Himmler.