Forssmann recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1956 por sus estudios pioneros en Cardiología.
Por su capacidad clínica fue a la Clínica Médica de la Universidad, trabajando bajo las órdenes del Profesor Georg Klemperer y estudio anatomía bajo las órdenes del Profesor Rudolph Fick.
Se anestesió la parte baja del brazo en la región cubital insertando un catéter urinario en la vena anterocubital enhebrarlo en parte antes de liberar a Ditzen (quién en este momento se dio cuenta de que el catéter no estaba en su brazo) y le dijo que llamará al departamento de Rx.
Su habilidad quirúrgica era notable siendo recomendado a otro hospital donde trabajó hasta dejarlo en 1933 después de haberse casado con la Dra.
Con dificultad para encontrar un trabajo por su reputación, el renunció a la Cardiología y tomó Urología.
Se fue a estudiar Urología bajo la tutela de Karl Heusch en el Rudolf Virchow Hospital en Berlín.
La principal contribución de Forssmann está descrita en su trabajo “Die Sondierung des rechten Herzens”, que se publicó en la revista Klinische Wochenschrift (1929; 8: 2085-87).
En realidad Forssmann buscaba un modo de llegar al corazón para aplicar medicación en situaciones graves en las que la inyección cardiaca era muy peligrosa.
Esto le llevó a realizar pruebas de cateterismo en cadáveres introduciendo una sonda por una vena del codo.
Unos días después fue el propio Forssmann quien se introdujo la sonda con éxito, con la ayuda de una enfermera que le proporcionó instrumental esterilizado.
En su narración de los hechos describe minuciosamente las sensaciones que iba experimentando, conforme se realizaba el procedimiento.
Su fallecimiento y posterior autopsia le permitió comprobar el trayecto del catéter utilizado.
Su superior no aprobó este tipo de técnicas, por lo que Forssmann regresó a Eberswalde.
Estas investigaciones estuvieron ocultas cerca de 27 años, por los cambios políticos importante en la Alemania Nazi y posteriormente la Segunda Guerra Mundial.