[5] Sabine se convirtió en profesor asistente de física en Harvard en 1889 y en instructor en 1890.
En lo que respecta a la sala de conferencia del Fogg Museum, Sabine señaló que una palabra hablada sigue siendo audible durante alrededor de 5,5 segundos, o sobre 12-15 palabras si el orador sigue hablando.
Un oyente, por consiguiente, tenía que luchar con un alto grado de resonancia y eco para entender el mensaje.
Usando la base que él mismo descubrió, Sabine desplegó por toda la Fogg Lecture Hall materiales absorbentes del sonido para reducir su tiempo de reverberación y reducir el "efecto eco".
Tras este fracaso Sabine abandonó sus investigaciones y volvió al mundo universitario, dedicándose a la enseñanza hasta su muerte en 1919.
Además, la unidad de absorción del sonido, el sabin, fue nombrado en su honor.