Nueve de los diecinueve pasajeros y tripulantes a bordo murieron en el accidente.
Las autopsias determinaron que las causas del fallecimiento fueron la inhalación de humo y las quemaduras.
Los investigadores federales afirmaron que las nueve muertes podían haberse evitado si las cubiertas de los asientos hubieran sido tratados con un retardante contra incendios.
[3] Poco tiempo después de que se iniciara la investigación, se tuvo conocimiento de que el piloto al mando había sido advertido en dos ocasiones por efectuar vuelos inseguros.
Los registros mostraban que el piloto había visto suspendida su licencia durante quince días en 1979.